En ningún otro campo tiene Deleitia más experiencia que en el de planear, gestionar y proporcionar las actuaciones musicales de una boda. Nuestra oferta es integral: podemos organizar la música de la ceremonia, tanto si es religiosa como civil, amenizar el cóctel, actuar durante el convite y proveer la música para el baile.
Entendemos que la música tiene que ser parte integrante de un acontecimiento global y a éste debe servir. Si ya de por sí en la celebración de una boda se exaltan atributos como la belleza y la elegancia, así como sentimientos como el amor y la alegría, con nuestra aportación procuramos que todo ello se transmita de la manera más emotiva. Nada deja más huella en nuestra memoria que las emociones fuertes. “La vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento”. Esta bonita frase no es nuestra pero nos permitimos la licencia de adoptarla como tal.
Para conseguir lo que ambicionamos nos enfrentamos al reto de cada boda con la misma ilusión que si fuera la nuestra propia. Procuramos simplificar para el cliente la elevada complejidad de formaciones y repertorios musicales posibles mediante propuestas muy personalizadas, y en el día de la boda ayudamos a que todo el evento fluya como la seda, tanto para los anfitriones como para los invitados. Como dice Celia: “Disfruto con cada momento del proceso de planificación. Me gusta escuchar la visión del cliente y ser capaz de proponerle ideas nuevas que le puedan ilusionar tanto como a mí. Y cuando llega el gran día quiero que nuestra aportación supere todas las expectativas. No hay nada tan gratificante como observar las expresiones de felicidad de unos novios al término de una boda en la que hayamos actuado. Esa sensación es adictiva y la perseguimos casi obsesivamente, procurando emocionar y causar impresiones duraderas en todos los asistentes. Porque a eso nos dedicamos, después de todo: a crear buenos recuerdos”.